"UNA LIMOSNITA SEÑOR MINERO"

GANA EL APRA, GANA EL PODER... PIERDE EL PERÚ

Abdicando de sus obligaciones el gobierno desestimó la posibilidad de implantar un tributo a las ganancias extraordinarias de las empresas mineras. Ganancias que se originan exclusivamente por un extraordinario incremento en el precio internacional de los minerales exportados y que estaban totalmente fuera de lo presupuestado en el mejor de los escenarios imaginados por las mineras.

Siendo las utilidades recibidas producto de un factor externo a la empresa, puesto que no se debe a ninguna mejora productiva o tecnológica interna, y tratándose de recursos naturales no renovables es lógico que dichas ganancias extraordinarias no queden exclusivamente en las arcas – ya de por sí llenas- de las empresas mineras y una parte sea recibida por el Estado para realizar inversión social y beneficiar a la población más necesitada.

Sin embargo el gobierno renuncia a su deber de colocar un impuesto a dichas sobreganancias, determinado de manera transparente y técnica, como corresponde, para pedir una contribución solidaria según las voluntades de los empresarios mineros.

Además de disfrutar de ventajosos contratos de estabilidad tributaria y administrativa y negarse a revisar dichos contratos, porque afectarían sus cuantiosas ganancias, encima muchas de las grandes mineras no pagan las regalías que deberían. Pero no contentos con eso se niegan a tener que pagar un tributo a las sobreganancias que incluso Estados Unidos, el país símbolo del capitalismo, llegó a aplicar con Reagan.

Entonces el gobierno prefiere no enfrentar los poderosos intereses en juego y en vez de hacer valer su papel de conductor y velar por el interés mayoritario del Perú prefiere pasar el sombrero cual mendigo y rogar: “Una limosnita señor minero”, “unas moneditas por favor”.

Por supuesto que el señor minero, para safarse el problema, soltará unos centavos. Total “la cosa es colaborar con algo para se dejen de fregar” pensarán. Y así ocurrió, en las “negociaciones” acordaron aportar la ¡cuantiosa, extraordinaria, exuberante suma de 500 millones anual!. Pero que generosos, que dadiva, que solidarios! y que gran sensibilidad tienen ustedes.

Cuando eso esta muchísimo lejos de lo que deberían aportar con un verdadero impuesto a las sobregancias. Eso apenas representaría una tercera parte de lo que realmente estarían en condiciones de aportar.

Y no contentos con haber salido airosos de este asunto condicionan sus aportes a la participación y ejecución de las obras y encima el alcance de las mismas a las zonas aledañas a la explotación minera, cuando la pobreza está más allá de esos estrechos márgenes.

Con las elecciones regionales cercanas el partido de gobierno puede mostrar este resultado como un gran logro – total los incautos son mayoría- y las mineras se sacan del paso este problema que afectaba sus utilidades extraordinarias.
¿Recuerdan una frase de campaña del APRA: “Gana el APRA gana el Perú”?. Pues en este caso debería cambiarse por: “Gana el APRA gana el poder (de las mineras) y pierde el Perú”...para variar.