YO CORRUPTO, TU CORRUPTO, TODOS CORRUPTOS

La Universidad Católica publica su última encuesta realizada en Lima sobre el tema de la corrupción. (click en la foto para ver más grande).

En realidad los resultados no señalan primicias o grandes descubrimintos. El congreso, el poder judicial, la policía, los partidos políticos encabezan el ranking de las instituciones más corruptas. Pero desfilan luego instancias del Estado como son el gobierno central, las municipalidades, los gobiernos regionales, las fuerzas armadas. Es decir la corrupción se percibe como generalizada en todo el aparato del estado.


Algo que amerita una explicación cientifica sociológica o antropológica, porque de otra manera resulta macondiano, es la permisividad de los limeños (¿ y peruanos en general?) a la corrupción y la impunidad. Un 90% manifiesta ser tolerante frente a ella, aunque un 75% considera a la corrupcion un problema muy grave. Otro dato lamentable es la percepción de los peruanos sobre sí mismos. Pues el 59% considera a los peruanos como deshonestos, mientras que solo un 2% se autodonina como honesto.

"Yo corrupto, tu corrupto, todos corruptos". Esa internalización de la corrupción por parte de la población, al punto de formar casi parte de la cultura e identidad nacional se mantendrá mientras se conserve la impunidad y la inoperancia de las leyes ante su falta de aplicación. Mientras el alto funcionario piense que la ley escapa a su investidura, aprovechando su poder e influencias para burlarse de la justicia.

Y esto no se soluciona no leyes mas duras. Porque la leyes están y abundan. Lo que no abunda es la capacidad para hacerla cumplir. De investigar y sancionar con rigor. Los incentivos para saltarse la ley y ser corrupto son altos, los costos bajísimos. Un simple analisis costo/beneficio lleva a inclinarse por el delito.

Con pesar tengo que reconocer que al peruano promedio la corrupción como problema pasa a segundo plano. Quien no ha escuchado frases como: "Roba, pero hace obra", "Esta bien, es corrupto pero eficiente", "Esta bien que robe, pero que reparta". Esa facilidad para aceptar la corrupción como un mal necesario con el cual convivir día a día es la idea predominante en el peruano de a pie. No digo que todos los peruanos piensen y actúen así, pero son pocos los que todavía insisten en actuar decentemente, aunque son vistos como bichos raros.

La tarea para cambiar esa escala de valores perniciosa es ardúa, mas no imposible. Será tan difícil imaginar un futuro cercano donde podamos decir sin temor a equivocarnos que ser peruano y honesto no es una extravagancia sino una realidad?